Lo primero de todo, definamos el término “nutricosmética”.
Se trata de una palabra compuesta por “nutri-” de nutrición, de nutriente, y “-cosmética”, cuyo significado es “que sirve para cuidar y embellecer el pelo o la piel”, según el diccionario de Google. La combinación de ambos conceptos relaciona el cuidado de nuestra piel y cabello, es decir, de nuestro aspecto, trabajando desde el interior.
Un cuidado celular y de los tejidos internos que repercute en el aspecto externo, lo que podríamos llamar como “belleza desde el interior”.
Las personas notamos mucho la piel y percibimos cualquier mínimo cambio en su aspecto, textura y sensibilidad. La superficie corporal está sometida a diversos factores lesivos, como los traumatismos físicos, el calor, el frío, la radiación UV, las sustancias tóxicas químicas, los radicales libre, etc., por lo que no resulta sorprendente que existan más enfermedades cutáneas que de cualquier otra parte del cuerpo.
Y recuerda: la piel es uno de los “marcadores” más obvios del envejecimiento, al menos es el más evidente. Los expertos calculan que el 80% de los signos de envejecimiento que se aprecian en la piel de una persona de 40 años de edad no se deben al paso del tiempo, sino al estilo de vida; es decir, la piel reflejará:
- si nos hemos protegido o no hasta entonces al tomar el sol,
- si lo hemos hecho durante demasiado tiempo y a horas inadecuadas,
- si hemos seguido una alimentación pobre en vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos y/o enzimas,
- si hemos bebido suficiente agua diariamente,
- si nos hemos contaminado con los cientos de tóxicos, como las del tabaco, el exceso de café, alcohol y otras sustancias tóxicas,
- si hemos hecho o no ejercicio, y qué tipo de ejercicio,
- si hemos tomado de forma periódica fármacos –todos ellos tóxicos-,
- si tenemos frecuentemente pensamientos y emociones negativas,
- ….
Todo ello influye en la aparición de arrugas y en la buena o mala textura y color de la piel, así como en la pérdida de luminosidad, flacidez, poros visibles, manchas, sequedad cutánea, enfermedades, etc.

Nutricosmética para una piel sana
A parte de evitar todo lo anterior, ¿qué puedes hacer para tener una piel sana, tersa y luminosa?
- Toma el sol en las horas de menos calor y hazlo con cremas de alta protección.
- Protégete de las demás inclemencias climáticas; el frío, el viento, la sequedad, también afectan negativamente a nuestra piel.
- Regula tus niveles de estrés. O mejor dicho, evítalo.
- Cuida tu salud intestinal; la piel es un reflejo de tus intestinos.
- Bebe agua suficiente, que sea de baja mineralización, de manantial y nunca del grifo (a no ser que vivas en un pueblo donde el agua viene directamente de una fuente).
- Respeta los ritmos del sueño y tu descanso diario.
- Come frutas, verduras y hortalizas, sobre todo aquellas muy ricas en antioxidantes: frutos rojos del bosque (arándanos, frambuesas, fresas, grosellas, etc.), uvas, mango, higos, manzanas, nectarinas, zanahorias, pepino, berros, apio, verduras de hoja verde, etc.
- Utiliza aceites de primera presión en frío y como frutos secos y semillas (crudos o ligeramente tostados; nunca fritos y/o salados). Sus ácidos grasos son un alimento muy preciado para la piel (el aceite de germen de trigo principalmente si padeces algún problema de salud).
- Potencia el consumo de todos aquellos alimentos que son beneficiosos y que actúan sobre la piel.
- Y, por supuesto, opta por aquellos hábitos de vida saludables: elige lugares poco contaminados, evita los alimentos procesados y los medicamentos diuréticos (a no ser que te los haya recetado tú médico), haz ejercicio físico moderado a diario y vive la vida con optimismo, paz y alegría.
Sé amable con tu piel. ¡Dale paz a tu piel!
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