ph ácido y básico

pH ácido y básico: ¿qué es? Alimentos básicos y alcalinos

El pH es un sistema para medir la acidez o la alcalinidad de una solución, basado en el potencial de esta solución o sustancia para donar o recibir iones H+. Pero, como no os quiero aburrir con la química, voy a hacer unos ejemplos prácticos.

Creo que cada uno de nosotros tiene más o menos una idea de qué quiere decir que una sustancia es ácida: por ejemplo, por el sabor, el zumo de limón es ácido, el vinagre o las frutas muy verdes.

También conocemos los ácidos más fuertes que sirven, por ejemplo, para la limpieza, como el salfumán, o en la industria, como el ácido de las baterías.

Y a lo mejor un poco menos conocido es el concepto de sustancia alcalina (o básica), pero la lejía es un buen ejemplo que todos conocemos.

Pero, ¿Porqué te estoy hablando de estas cosas hoy? ¿Qué tiene que ver todo esto con nuestra salud? Pues, ¡mucho más de lo que piensas!

Sí, porqué saber si nuestra alimentación es acidificante o alcalinizante es muy importante, casi diría prioritario para nuestra salud.

Empecemos con visualizar esto: si tenemos una planta muy bonita, que nos da unas preciosas flores coloreadas, y la queremos cuidar, ¿La regaríamos con vinagre? ¿O con lejía? ¿Qué pasaría entonces?

O, si tuviéramos una pecera con especies tropicales de fauna acuática, ¿Cuidaríamos de la calidad del agua que le echamos, o no?

Pues, igualmente importante es saber si el agua que baña cada una de las células de nuestro cuerpo es de buena calidad, y sobre todo si tiene un pH adecuado o si se está portando como un ácido o una base, sino también nuestras células sufrirían y se morirían.

Los valores del pH se miden de 0 a 14, siendo 7 el valor de pH neutro, de 0 a 7 es ácido, y de 7 a 14 es alcalino.

Nuestra sangre tiene un pH ligeramente alcalino, cuyo valor se mantiene constantemente por un complejo de sistemas tampón, que hacen que cambie muy poco, para asegurar nuestra supervivencia, ya que si la sangre se vuelve ácida, aunque ligeramente, o básica, nos moriríamos.

Pero los líquidos intersticiales en los que nuestras células están sumergidas, varían mucho más su pH en función de lo que comemos y de nuestro estilo de vida.

¿Y cómo sabemos si nuestro pH es ácido o no?

El método más simple es comprar unas tiras de indicador de pH (de las que se utilizan para medir el pH de las piscinas) y medir el pH de la orina 3 veces al día, durante una semana, posiblemente cogiendo el valor lejos de las comidas, y descartando siempre la primera de la mañana.

Hace falta tener varios valores y hacer una media entre ellos para tener una idea bastante precisa de cómo están nuestros líquidos internos, ya que con una sola medición detectamos un estado muy puntual, que puede variar bastante a lo largo del día en función de muchos factores.

Si la media resultante está muy por debajo del 6,5 o 7, debemos empezar a preocuparnos y tomar medidas para alcalinizar.

Por ejemplo, el pH se puede ver influenciado por nuestro estado de descanso, o de estrés, ya que por la noche, mientras dormimos, el cuerpo se desintoxica y elimina el exceso de ácidos por la orina. Los ácidos volátiles también se van por los pulmones y se eliminan respirando, sobre todo cuando hacemos deporte.

Nuestro cuerpo se acidifica con el estrés, o cuando lo cargamos de sustancias tóxicas, el humo de tabaco o la polución… También podemos sospechar de tener un pH ácido si tenemos unos síntomas de malestar, tipo:

  • Falta crónica de energía, decaimiento, astenia.
  • Propensión a la fatiga y a sentir frío.
  • Dificultad para recuperarse.
  • Tendencia depresiva, tristeza, desánimo o también hiperactividad.
  • Encías inflamadas y sensibles.
  • Sensibilidad de los dientes al frío, al calor o al ácido.
  • Caries y debilitamiento de los dientes.
  • Cabellos sin brillo, caída del cabello.
  • Ardor en el recto o vías urinarias, diarrea.
  • Piel seca, agrietada, eccemas secos.
  • Uñas frágiles, quebradizas, hendidas, estriadas, manchadas.
  • Calambres o espasmos musculares.
  • Problemas en las articulaciones, desmineralización de huesos.
  • Ciáticas.
  • Excesiva sensibilidad al dolor.
  • Facilidad para contraer infecciones.

Pero, sobre todo, el factor fundamental es la alimentación. Los alimentos que comemos tienen la capacidad de cambiar, y mucho, el pH de nuestros líquidos, en función de cómo nuestro cuerpo los metaboliza, y en función de las sustancias que se forman cuando los digerimos.

Alimentos acidificantes y alcalinizantes

Hay muchos listados que podemos encontrar con la clasificación de alimentos acidificantes y alcalinizantes. Aquí te doy unos ejemplos:

Alimentos acidificantes:

  • Carne, aves de corral, embutidos, extractos de carne, pescado.
  • Huevos.
  • Quesos.
  • Productos lácteos ricos en suero lácteo: yogur, cuajada, queso fresco, kéfir, etc.
  • Grasas animales y vegetales, en especial el aceite de cacahuete, las grasas hidrogenadas y las refinadas.
  • Cereales, tanto integrales como refinados. También derivados.
  • Azúcar y dulces (el azúcar es el más acidificante de todos los alimentos).
  • Frutos secos (excepto almendras, castañas y nueces de Brasil).
  • Café, té, cacao, vino.

Notas: cuanto más concentrado es un alimento más acidificante es (por ejemplo, un queso curado es más acidificante que el queso fresco. Y cuanto más ricos en nutrientes menos acidificantes (p. ej., el arroz integral es menos acidificante que el arroz blanco).

Alimentos alcalinizantes:

  • Verduras y hortalizas (excepto las anteriores), sobretodo patata.
  • Legumbres.
  • Maíz y todos sus derivados (haria, polenta, etc.).
  • Leche (sólo si es fresca y proveniente de un animal criado de forma natural y ecológica, la leche homogeneizada y pasteurizada es acidificante), requesón bien escurrido, crema de leche. Suero lácteo en polvo fabricado a partir del suero líquido.
  • Frutas maduras (consumo moderado), sobre todo plátano.
  • Frutas secas (excepto albaricoque), con moderación.
  • Almendras, nueces de Brasil, castañas.
  • Aguas de mineralización muy débil (residuo seco <50).
  • Algas.

Alimentos de sabor ácido que son buenos para nuestra salud

Alimentos ácidos (o sea, alimentos que tienen sabor ácido):

  • Suero lácteo después de algunas horas: yogur, cuajada, kéfir, queso fresco poco escurrido, etc.
  • Frutas poco maduras.
  • Frutas ácidas y semiácidas: grosella, frambuesas, limón, pomelo, naranja, manzana reineta, guindas, algunas variedades de ciruela, etc.
  • Exceso de frutas dulces.
  • Verduras y hortalizas ácidas: tomate, ruibarbo, acedera, berro.
  • Col y verduras fermentadas (chucrut y pickles).
  • Miel.
  • Vinagre.

Nota: “Sabor ácido” no significa acidificante.

Los alimentos de esta lista tienen un pH y un sabor ácido aunque no son acidificantes para el organismo. Son alimentos ricos en minerales y en ácidos orgánicos (cítrico en el limón, málico en las manzanas, acético en el vinagre, etc.) y pueden, por el contrario, tener un efecto alcalinizante en personas con una actividad enzimática eficaz.

Estos ácidos serán degradados en gas carbónico y eliminados por los pulmones; los minerales aportarán, además, sus propiedades básicas.

Sin embargo, estos mismos alimentos provocarán, en personas con un metabolismo y una actividad enzimática debilitados, el efecto contrario por la incapacidad del metabolismo para degradar esos ácidos orgánicos que se acumularán y acidificarán el terreno.

Y, para apoyar los cambios de alimentación y recuperar el equilibrio ácido-base de nuestro cuerpo, podemos utilizar también varios suplementos nutricionales a base de sales alcalinas.

Si quieres saber más sobre este tema tan importante para la salud, en Laia Naturopatía ofrecemos el curso Dietética y Nutrición para aprender a elaborar un programa de alimentación equilibrado y saludable y también el seminario La salud por el equilibrio ácido-base

Nota: Las informaciones contenidas en este artículo se publican únicamente con fines informativos y no pueden ser consideradas como recomendaciones médicas personalizadas. No debe seguirse ningún tratamiento basándose únicamente en el contenido de este artículo, y se recomienda al lector que para cualquier asunto relacionado con su salud y bienestar, consulte con profesionales de la salud.

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